EL VENGATIVO.- San La Muerte es un santo de origen guaraní misterioso y vengativo. Se lo venera principalmente en la Argentina, en las provincias de Corrientes Chaco, Misiones y Formosa.
El origen.- Este culto se habría originado tras la expulsión de los jesuitas de sus misiones, con el retorno de los indígenas, sobre todo los de la tribu Guaraní, a su hábitat de la selva.
Culto pagano.- Jamás San La Muerte estuvo registrado en el santoral de la iglesia. Sus devotos lo jerarquizan como el más poderoso de todo el santoral profano regional argentino.
INVULNERABLES AL DAÑO.- Entre los múltiples poderes que se le atribuyen al santo se destaca el de hacer a sus devotos invulnerables al daño, además de inclinar a su favor la suerte en la fortuna y el amor. Al santo se le piden gracias o se le solicitan daños. En el caso de que se desee hacer daño a un enemigo, también se lo puede asentar sobre el retrato de este o colocarlo mirando hacia el lugar donde vive la persona a la que se desea hacer mal.
LA IMAGEN.- En todos los casos la representación es semejante: un esqueleto humano provisto de guadaña, cuya hoja está hecha de metal, generalmente de lata. El mango se apoya sobre una pequeña plataforma situada a la altura de la cadera. La imagen, a su vez, también se asienta en otra plataforma. Salvo la guadaña, que se agrega, el resto está constituido por una sola pieza que el santero trabaja pacientemente.
LOS HOMENAJES.- El culto supersticioso de San La Muerte no tiene fecha especial, pero el calendario folclórico reconoce como excepcionales para ello el Viernes Santo y el Día de Todos los Muertos, aunque desde hace tiempo en Resistencia, Chaco, se le rinde culto el 15 de agosto, incluso con misa y procesión.
LA VISION DE RODOLFO WALSH.- "Las palabras se hacen borrosas en la tinta del papel escrito o tiemblan en la voz de los fieles que a la luz-y-sombra de las velas se arrodillan bajo la mirada sin pupilas de una figurita esquelética, que en los ranchos más humildes del Paraguay y el nordeste argentino preside el destino de sus habitantes, combina sus amores, los guarda de peligros o los hace ganadores en el juego. La gente lo llama el Señor de la Muerte". (Texto escrito por el periodista Rodolfo Walsh en 1966, en el marco de una investigación sobre la cultura popular argentina).
La oración oficial
Señor, la muerte, espíritu
esquelético poderosísimo y fuerte
por demás como un Sansón en tu
majestad, indispensable en el
momento de peligro yo te invoco
seguro de tu bondad.
ruega a dios todopoderoso de
concederme todo lo que te pido, que
se arrepienta por toda su vida al que
daño o mal de ojo me hizo y que se
vuelva contra el enseguida. Para
aquel que en amor me engaña pido
que le hagas volver a mi, y, si desoye
tu voz extraña buen espíritu de la
muerte hazle sentir el poder de tu
guadaña, en el juego y en los
negocios mi abogado te nombro
como el mejor, y, todo aquel que
contra mi se viene, hazlo perdedor.
¡oh, señor la muerte, mi ángel
protector! Amén.